Reinventada
Reinventada
Danzando con la vida
Hoy vengo a abrirme desde lo más profundo de mi corazón. Realmente no sabía cómo iniciar este relato, porque a conciencia sé que no soy la única mujer que ha pasado quizás por esto; hablo de esas inseguridades y dudas que todas enfrentamos frente a nuestros cuerpos, esas heridas que nos llevan a veces al límite, que se convierten en cargas internas que nos acompañan por años. Si quizás te sentiste como yo, te abrazo con todo el corazón.
No vengo a contarte lo triste que fue, ni tampoco todo el daño que me hicieron, ni las veces que dejé de disfrutar la comida solo por complacer los absurdos y banales comentarios de personas que quizás tampoco tenían una buena relación consigo mismas.
El valor de la revolución: carta a mis hijas
Con el tiempo, he ido aprendiendo que Dios pinta de colores y formas diferentes a cada hija o hijo.
Ustedes me han demostrado que tienen muchos colores bellos y que llevan dentro su propio color. Además, me han enseñado la construcción de la originalidad en la vida. Me han enseñado a ser mamá, amiga y compañera.
Hoy quiero darle gracias a Dios por la vida, y porque me ha dado la oportunidad de acompañarlas, apoyarlas y mostrarles algunos caminos. Sin embargo, ustedes han descubierto los propios. Pues, sé que no puedo vivir la vida por ustedes, ni me gustaría hacerlo, porque cada ser humano tiene una misión especial a la cual ha sido llamado.
Del placer de existir y el privilegio del ser
La dopamina, bendito neurotransmisor que nos permite sentir al máximo, que cuando se activa se siente tan mágico como volar entre nubes…
El placer de existir, ese que tan pocos hoy en día pueden darse la oportunidad de vivir, porque justamente habitan en el bullicio que les brinda una sociedad acelerada y tóxica, porque permiten que su reloj avance a más velocidad, y es que en su imaginario creen genuinamente que llegarán más lejos.
Mi hermana es una bruja y yo también
Seguramente en el medioevo todo lo que hacemos tendría que ser de maneras secretas, y nos mirarían de forma extraña tratando comprender un porqué e intentando juzgar nuestro actuar…
Un momento, aún es así…
Bueno, y es que hay que admitirlo, ir más allá de lo que nos vende la industria para descubrir que las cremas corporales, los bloqueadores solares, cremas dentales, e incluso las comidas “sanas”, no lo son, es bastante raro hoy en día.
¿Será que falta cambiar el cambio?
Para nadie es un secreto que, desde hace muchos años ya, se dice que el mundo ha cambiado para nosotras las mujeres. Con tanta “propaganda” de esto, por fin dije: “Ahora las mujeres podemos pronunciarnos en vez de navegar la vida esquivando y normalizando acosos”. Que equivocada estaba, pues recientemente me di cuenta de que no es así. Déjenme contarles una parte de esta historia que me trae hoy aquí.
Soy una mujer bogotana de 51 años. Fui bastante chusca en mi juventud, y experimenté asedios, acosos y morbo por parte de muchos hombres, los cuales empezaron desde muy temprana edad y han formado parte de mi vida entera.
Cuando era niña, tuve que aprender a hacerle el quite a hombres morbosos. Mi sociedad me inculcó que si me asediaban era una validación a mis encantos y que la gente bonita es más feliz. Así pues, la atención masculina así fuera sucia o me hiciera sentir mal, era la afirmación (social) de que yo poseía una ventaja que es apreciada en el mundo.
Café y Confidencias: Relatos de Nuestras Guerreras
Escribir estas historias para nosotras no fue sencillo, ni tampoco lo fue contarlas cuando el café ya se había enfriado. Sin embargo, creemos profundamente en lo liberador que puede ser tanto la lectura como la escritura. Por eso, hemos decidido compartir, a través de estas palabras, relatos íntimos que sabemos que muchas de ustedes también llevan dentro y que merecen ser resaltados. Son historias de mujeres valientes que nos salvaron.
Estas son mis palabras, las palabras de una nieta que creció al son del vallenato que ella canta; que creció con el cabello trenzado por ella; las palabras de una nieta acostumbrada a su sazón inigualable y a su trabajar incansablemente; las palabras de una nieta que decide, a través de ellas, contar la forma en que, tras 24 años, cree haber descubierto todo lo que hay detrás de una mamá y de una abuela que es tremendamente amorosa, resiliente y valiente. Son mis ojos, viéndola a ella. Y son mis palabras, describiendo tal realidad.
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