La Alianza del Pacífico (AP) —el bloque de integración profunda conformado por Chile, Colombia, México y Perú— ha reafirmado una verdad económica ineludible: la prosperidad regional es imposible sin el pleno empoderamiento de las mujeres. Tras años de consolidación, los países miembros han decidido poner el pie en el acelerador de su «Hoja de Ruta para la autonomía y el empoderamiento económico de las mujeres», entendiendo que la perspectiva de género no es un apéndice social, sino un pilar estratégico de competitividad.
Desde la constitución del Grupo Técnico de Género en 2015, la AP ha sentado las bases para la acción coordinada. Sin embargo, el contexto postpandemia exige una agenda reforzada que aborde las brechas persistentes, particularmente en un entorno global cada vez más digitalizado.
El relanzamiento de esta agenda se centra en áreas de acción muy concretas:
- Liderazgo y Toma de Decisiones: Se busca aumentar la representación femenina en altos cargos del sector público y privado, reconociendo que las decisiones económicas con perspectiva de género arrojan mejores resultados.
- Combate a la Brecha Digital: La urgencia de cerrar la brecha digital de género es clara. Se promoverá el acceso de mujeres y niñas a las carreras CTIM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y se facilitará la digitalización de emprendimientos liderados por mujeres, esenciales para el comercio electrónico y la exportación.
- Impulso Empresarial Exportador: Se priorizará el apoyo a la Comunidad de Mujeres Empresarias, con programas de capacitación y medidas que permitan a las PYMES femeninas insertarse con éxito en las cadenas de valor y los mercados internacionales del bloque.
La visión es audaz: desmantelar las barreras sociales y económicas que limitan el acceso a capital y crédito, e impulsar medidas de corresponsabilidad en el cuidado para liberar el potencial laboral femenino. Los países de la Alianza se han fijado metas claras de aquí a 2030, conscientes de que solo una economía inclusiva es verdaderamente robusta.
Este compromiso representa un mensaje poderoso: la integración económica del Pacífico no solo se mide en flujos comerciales, sino en la capacidad de generar igualdad de oportunidades. El futuro de la Alianza depende, en gran medida, de qué tan rápido y efectivamente logre transformar estos compromisos en acciones tangibles que movilicen el vasto talento de sus mujeres. Es hora de pasar de las declaraciones a la acción contundente.