El 7 de octubre de 2025 quedará grabado en la memoria política y popular de Colombia como el día que las organizaciones populares consiguieron realizar la movilización más grande, en lo que va de este primer cuarto de siglo, en manifestación de solidaridad con el pueblo palestino. Frente a la maquinaria de desinformación que sostiene el colonialismo, el imperialismo y el sionismo, miles de voces se unieron para gritar ¡Alto al genocidio! ¡Basta de que la historia sea contada desde las narrativas del poder! fue un ejercicio de dignidad colectiva profundamente positivo y esperanzador mediante el cual logramos posicionar en la agenda pública nacional la exigencia del fin del genocidio contra el pueblo palestino, de su libertad y autodeterminación, y lo hicimos desde la conciencia, la dignidad y la ética. Ante la imposición de la memoria del colonizador reivindicamos la memoria del colonizado.

La comunidad Palestina en Colombia y el Frente de Acción Por Palestina espacio al que confluyen fuerzas políticas, sociales, sindicales, estudiantiles y de diversos sectores sociales decidimos romper el silencio ante el genocidio del pueblo palestino llamando a una jornada que congregó trabajadores organizados, colectivos feministas, estudiantes, campesinos, artistas y sectores independientes en todo el país. Las calles de Colombia desde Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga y otras ciudades y regiones se vistieron con los colores de Palestina, se llenaron de memoria y conciencia, recordando que la indiferencia también mata, que el silencio es cómplice y que los pueblos que olvidan repiten su tragedia.

Esta acción política y simbólica, más que un acto de denuncia fue la reafirmación ética y política compromiso histórico con la libertad, autodeterminación y soberanía de los pueblos. Con nuestras consignas, cantos y banderas  palestinas ondeando en el aire, reafirmamos que la resistencia es un derecho, que la humanidad no se negocia y que la lucha del pueblo palestino no es ajena a nuestras luchas en América Latina, porque ambas surgen de la defensa de la vida, la tierra y la dignidad frente al imperialismo y el despojo. Como nos lo está enseñando la experiencia, la solidaridad es, ante todo, la defensa de nuestra propia humanidad, la forma más humana de resistencia activa ante el intento de borrar a todo un pueblo de la faz de la tierra.

La movilización permitió sensibilizar a una parte de la sociedad colombiana sobre la amenaza del que representa para el mundo la indiferencia con que se ha venido asistiendo al proceso sionista de ocupación mediante el cual  Israel  ha infringido de manera sistemática el Derecho Internacional Humanitario  y vulnerando los derechos humanos a lo largo de setenta y siete años al implementar su macroproyecto dirigido a borrar la existencia política, la identidad cultural y la territorialidad de un pueblo ancestral y una cultura milenaria mediante prácticas de guerra, bloqueo prolongado, confiscación de tierras, despojo, desplazamientos forzados, destrucción deliberada de infraestructura civil, colonización, encarcelamiento masivo y ataques contra hospitales y escuelas, asesinatos de mujeres, niños y niñas, trabajadores que cuidan la salud y la vida, todas las cuales constituyen crímenes que deben ser denunciados ante la comunidad internacional como parte del genocidio ampliamente reconocido por el mundo.

Denunciamos el genocidio en Gaza y reafirmamos la necesidad de poner fin a las infracciones al Derecho Internacional Humanitario cometidas por el sionismo. Como lo han señalado académicas palestinas, entre ellas Noura Erakat, el derecho internacional no puede ser utilizado para justificar la impunidad del colonizador, sino para restituir la humanidad de los pueblos sometidos. En ese sentido, la lucha del pueblo palestino es también una lucha jurídica, política y ética por la vida, la soberanía y la autodeterminación. ¹

Una  consigna popular que se gritaba en coro decía, “No es una guerra es un genocidio!, nos juntamos y somos poderosas. Ahora, el llamado es a organizar la campaña de ayuda humanitaria para Gaza, a sostener la movilización internacional y a fortalecer la articulación de los pueblos que luchan por la justicia y la paz. Hagamos que esta fuerza colectiva se traduzca en acciones concretas de apoyo, denuncia y acompañamiento.

Que nuestras voces no se apaguen ante la barbarie ni ante la indiferencia. Que la memoria de las víctimas y la dignidad de quienes resisten nos impulsen a seguir denunciando, creando y soñando un mundo donde la vida sea sagrada y la justicia no tenga fronteras. Porque Palestina nos convoca a todas, todos y todes: a no mirar hacia otro lado, a romper el silencio cómplice y a mantener viva la esperanza de un horizonte verdaderamente humano. ¡Vamos a la gran campaña de ayuda humanitaria para Gaza!

¡Viva Palestina libre!

Mónica Tinjacá Amaya. Abogada, Feminista, Miembro del Comité Colombiano de Solidaridad con Palestina y del Frente de Acción por Palestina.